"Siempre se las han ingeniado -tanto en el gobierno de Alfonsín como en el de Menem y más ampliamente con los militares- para que el miembro del directorio que representa la porción accionaria estatal sea un blando que percibe un haber y no se introduzca para nada en la empresa. "
"De cualquier manera, ninguno de los representantes del lado oficial en el directorio de Papel Prensa desde 1976 -o sea, desde hace 22 años- hizo absolutamente nada por defender la parte estatal, que es capital de todos los habitantes del país, en esa empresa privada de origen ilegítimo. Todos fueron absorbidos por el monopolio "Clarín" como operador, con el asentimiento del otro socio "La Nación". Que no hayan resguardado los intereses del Estado quizá, dentro de lo malo, haya sido mejor lo que hicieron los hombres de Cavallo que directamente trataron de favorecer, además de no cuestionar, los intereses de "Clarín" y "La Nación"."
"Obsérvese que el monopolio "Clarín" domina hoy la totalidad de las aparentemente libres e imparciales -que no lo son- "entidades de la prensa" como ADEPA, ATA, CEMCI, AEDBA y otras. El método de dominio ha sido simple. El caso de ADEPA (Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas), la más representativa, es ejemplificador. Cada diario socio de ADEPA en todo el país tiene un voto, cualquiera sea su magnitud y número de lectores, para elegir autoridades de conducción de la entidad. Con el mismo producido de papel de Papel Prensa les da bobinas casi a precio de regalo a los diarios más pequeños dueños de un voto, algunos de ellos de diminutas ciudades, y se asegura la mayoría para dominar la entidad"Ambito Financiero. 10 de febrero de 1998. http://www.ambito.com/edicionesanteriores/afinancieroback/98-02-10/politica001.htm
Tres meses antes, la Junta Militar había obligado a los herederos de David Graiver a desprenderse de sus acciones en la primera fábrica argentina de papel para diarios, que fueron adquiridas a bajo precio por Clarín, La Nación y La Razón. En 1981, los mismos métodos persuasivos fueron empleados por la dictadura para forzar el alejamiento del diario de la conducción frigerista, pero no la de MagnetoPagina 12. 22 de diciembre de 2002 http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-14482-2002-12-22.html Pagina 12 22-12-2002
EL DESCONOCIMIENTO NO PUEDE SER UN ARGUMENTO
¿Porqué "ahora"? ¿Por qué 27 años despues? Argumentan diversos comunicadores sociales (Madalena Ruiz Guiñazú, Nelson Castro y un largo etc). Un argumento calcado se le escucha a Aguad, Felipe Solá y Carrio.
El tema papel prensa era un tema del que se hablaba poco al igual que los hijos adoptados irregularmente por Hernestina Herrera de Noble en plena dictadura. Pero "poco" no implica que fuera un tema sobre el que no existiera denuncias. Y precisamente lo "poco","mucho" o "nada" que se hablara depende de las empresas de medios de comunicación que son partes implicadas.
Otra argumentación a la que apelan estos comunicadores y políticos opositores críticos a la movida del gobierno es el de que se "hace uso de los DDHH". Hecho que no niega ni borra los posibles delitos de lesa humanidad detrás de la toma de control por parte de los grupos empresarios sobre la empresa Papel Prensa.
El desconocimiento de los hechos y/o las "intenciones" del gobierno no son argumento válidos para refutar la existencia de graves delito de lesa humanidad cometidos para apropiarse de la empresa Papel Prensa.
Además del articulo que cito más abajo el tema fué denunciado, expuesto y estudiado antes del actual gobierno (por ejemplo en el libro "El dictador" de Maria Seoane y Vicente Muleiro).
Articulo de Ambito Financiero de febrero de 1998
http://www.ambito.com/edicionesanteriores/afinancieroback/98-02-10/politica001.htm
Versión de un pacto entre monopolio "Clarín" y el Frepaso por el 27% accionario de Papel Prensa
Los primeros en detectarlo y convencerse fueron legisladores justicialistas en el Congreso: existiría un pacto secreto acordado entre el grupo monopólico "Clarín" y políticos del Frepaso para el período preelectoral previo a dirimir la presidencia de la Nación, en octubre de 1999. El monopolio favorecerá desde sus numerosos medios concentrados el arribo al poder del Frepaso y si éste triunfa y logra gobernar el país dará satisfacción a un largo anhelo de "Clarín" que nunca pudo concretar desde el retorno a la democracia en 1983, que el Estado le venda su 27% en la empresa Papel Prensa. Los socios actuales son "Clarín", "La Nación" y el Estado nacional.
La inquietud de los legisladores oficialistas llegó al Poder ejecutivo y fue así como el presidente de la Nación, Carlos Menem, citó a un conocido propietario de radios y televisoras y le dijo tajantemente: "La elección presidencial de 1999 estará influida más que nunca por lo mediático (el accionar de los medios de difusión)".
El Presidente ya había tomado conocimiento también de un análisis de expertos publicado por Ambito Financiero el pasado 5 de enero, el cual no dejó dudas de que, para esa elección de un nuevo mandatario dentro de dos años, la prensa nacional, en general, tendrá más poder de influir en el electorado que el mismo Partido Justicialista. Más poder que en los últimos 50 años si nos remontamos a 1946, cuando casi en bloque se opuso al general Juan Perón y quedó mal parada porque igual el militar ascendió al primero de sus tres gobiernos.
El caso de Papel Prensa es el de la empresa más espuria que opera hoy en el país desde su mismo origen pero les ha sido imposible de resolver a los gobiernos democráticos, tanto al radical de Raúl Alfonsín desde 1983 como al justicialista de Carlos Menem desde 1989.
La traba, sólo aparentemente como la principal, es que en los contratos rubricados por el gobierno militar del Proceso, en 1976, se determinó que en el caso de que algunos de los socios de Papel Prensa -por caso ahora el Estado- decida vender su parte, deberá hacerlo a los restantes socios o sea, en la actualidad, "Clarín" y "La Nación", porque se cerró y fue despojada de su parte en la quiebra la anterior "La Razón". Desprenderse de las acciones para el gobierno, entonces, es favorecer a sus dos socios y, además, a bajo precio por constituirse en únicos compradores.
Pero el Estado no debe necesariamente verse involucrado en una venta facciosa e injusta donde se beneficiaría sólo a dos diarios en perjuicio de los restantes 11 que compiten en la Capital Federal y de los 170 de todo el país. Un decreto podría modificar esa obligación contractual y, ante cualquier reclamo judicial que sobreviniera por la actitud, las posibilidades de "Clarín" serían pocas de anular la decisión, aunque ha sabido siempre operar bien sobre los estrados judiciales, principalmente en primeras instancias donde directamente ha llegado en el pasado al soborno de jueces.
Pero sucede que también traba otro hecho la unilateralidad del Estado para disponer vender su parte, por ejemplo al resto del más de centenar de diarios del territorio. Aunque fuera a un precio simbólico y promocional para resguardarles la igualdad de competencia en prensa y eso constituyera una posición estatal moral y jurídicamente justa, menos le conviene a cualquier gobierno tomar tal actitud. La razón es simple: "Clarín" no tardaría en comprarle la parte individual que le correspondiera a la mayoría de los 170 diarios que se dividirían el 27% estatal. Así el monopolio terminaría poseyendo la parte hoy del Estado a menor precio que si un gobierno se la vende directamente por cláusula de contrato societarios a sus dos socios privados.
Obsérvese que el monopolio "Clarín" domina hoy la totalidad de las aparentemente libres e imparciales -que no lo son- "entidades de la prensa" como ADEPA, ATA, CEMCI, AEDBA y otras. El método de dominio ha sido simple. El caso de ADEPA (Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas), la más representativa, es ejemplificador. Cada diario socio de ADEPA en todo el país tiene un voto, cualquiera sea su magnitud y número de lectores, para elegir autoridades de conducción de la entidad. Con el mismo producido de papel de Papel Prensa les da bobinas casi a precio de regalo a los diarios más pequeños dueños de un voto, algunos de ellos de diminutas ciudades, y se asegura la mayoría para dominar la entidad. Por eso ADEPA reacciona y emite comunicados en casos justos de peligro o atentado a la libertad de prensa pero también, cuando se utiliza a la entidad, ante cualquier situación que afecte al monopolio "Clarín". Para dar un ejemplo, la semana pasada ADEPA fue usada para lanzar un comunicado contra un allanamiento judicial a oficinas administrativas del diario "La Voz del Interior" de Córdoba. Allí, insólitamente, ADEPA expresó que era un "atentado a la libertad de prensa" cuando, en realidad, era la decisión de un magistrado en un juicio civil entre accionistas en disputa por la venta de ese diario, o sea un simple caso de intereses comerciales privados en que en absoluto estaba afectada la "libertad de prensa". Claro, lo que los jueces ni la opinión pública saben cuando salen estos detonantes comunicados de ADEPA es que en ese juicio, simplemente civil, el que quiere comprar a parte de los accionistas, violando el estatuto societario, es el propio diario "Clarín".
Se pueden contar por decenas los casos en que en los últimos años las entidades periodísticas del país han emitido severos comunicados, aparentemente imparciales, cuando, en realidad, lo hicieron respondiendo a los intereses privados del monopolio de los Noble-Magnetto que las domina. Este uso de entidades generales para usos particulares es otra de las tantas desvirtuaciones que hoy tiene el periodismo en la Argentina.
Por eso mismo es muy fácil deducir qué pasaría si el gobierno, en un gesto de justicia pero en definitiva torpe, cediera su parte en Papel Prensa a los diarios restantes del país que no la integran ni gozan tener costos de papel más baratos por el subsidio exclusivo del propio Estado pero para solamente dos de entre 180 diarios del territorio. Como los votos de ADEPA caerían en poco tiempo en manos de "Clarín".
Que el Estado domine accionariamente un tercio de la tenebrosa empresa Papel Prensa no ha sido ningún inconveniente para "Clarín" y "La Nación". Desean apoderarse de ese tercio y quieren que el Estado se los venda, pero no les ha afectado nunca sus intereses particulares. Siempre se las han ingeniado -tanto en el gobierno de Alfonsín como en el de Menem y más ampliamente con los militares- para que el miembro del directorio que representa la porción accionaria estatal sea un blando que percibe un haber y no se introduzca para nada en la empresa. Durante el gobierno alfonsinista (1983-1989) lograron que un hombre radical que hasta fuera ministro de Alfonsín fuera el representante encargado de "vigilar" los intereses del Estado, Julio Rajneri, dueño del diario "Río Negro" de esa provincia. Posteriormente otro radical angelocista Ricardo Yofre ocupó la misma ubicación. Durante el período de Domingo Cavallo como ministro de Economía "Clarín" hizo otro de sus pactos y logró que el ministro siempre pusiera a sus más allegados representando al Estado ante la indiferencia total del menemismo. El "cavallismo" puso en el directorio de Papel Prensa a Ricardo Gutiérrez, que fuera secretario de Hacienda de ese equipo; a la señora Fernández de Schiaretti -esposa del secretario de Industria y Comercio de Cavallo, Juan Schiaretti-. El mayor avance del pacto cavallismo-monopolio "Clarín" se dio cuando el ex ministro le pone en el directorio -como siempre todo ignorado por el menemismo- al encuestólogo e historiador Rosendo Fraga como representante estatal. Con Fraga "Clarín" estuvo a un paso de concretar su ansiada meta que ahora querría obtener de hombres del Frepaso después de 1999: que le vendan y a precio bajo las acciones del Estado. La abrupta caída de Cavallo en julio de 1996 frustró ese primer pacto. Tanto había avanzado la entrega de la parte estatal que, inclusive, con Fraga se llegó hace 3 años a firmar una modificación estatutaria que planeó con "Clarín" otro cavallista, Miguel Suaya. Con estos antecedentes más se justificaría una decisión unilateral del Poder Ejecutivo.
De cualquier manera, ninguno de los representantes del lado oficial en el directorio de Papel Prensa desde 1976 -o sea, desde hace 22 años- hizo absolutamente nada por defender la parte estatal, que es capital de todos los habitantes del país, en esa empresa privada de origen ilegítimo. Todos fueron absorbidos por el monopolio "Clarín" como operador, con el asentimiento del otro socio "La Nación". Que no hayan resguardado los intereses del Estado quizá, dentro de lo malo, haya sido mejor lo que hicieron los hombres de Cavallo que directamente trataron de favorecer, además de no cuestionar, los intereses de "Clarín" y "La Nación".
Este último medio de los Saguier-Mitre lo deja maniobrar a "Clarín" porque se beneficia financieramente. "La Nación" se suma a la acción cuando ambos juntan su fuerza periodística ante el gobierno del momento para que el que represente al Estado en el directorio de Papel Prensa sea alguien que beneficie a las empresas socias o, cuando menos, haga oídos sordos, mire para otro lado cuando Papel Prensa manipula y cobre su haber anual como director.
Han existido varias formas de estafarlo al Estado desde Papel Prensa. La principal de todas ha sido venderse los socios "Clarín y "La Nación", a precio muy bajo, el papel producido.
Con eso nunca dejaban ganancias ni dividendos en Papel Prensa que tuvieran que repartir porque si así fuera debían darle un tercio de la ganancia al Estado. Las ganancias denunciadas en balances son manipulables y las mínimas para no llamar la atención. El Estado, a su vez, era un socio bobo porque nunca podía aprovechar, pese a tener un tercio de la empresa, comprar ese mismo papel para sí y, por caso, usarlo en su órgano de ley, el Boletín Oficial. Las normas vigentes le exigen al Estado que el papel para su medio de prensa para dar promulgación a leyes y decretos sea licitado. En consecuencia, recompraba al triple o más el mismo papel que los otros socios suyos se habían autovendido a precio bajo y que le tercerizaban. Todo esto se hizo siempre con empresas testaferros y balances que se nivelaban al momento de cierre entre otras tantas maniobras. Los representantes del Estado jamás hicieron una denuncia pública.
No obstante los enormes beneficios económicos que les proporciona tener un tercio de la empresa con un accionista bobo, "Clarín" y "La Nación" últimamente han intentado apropiarse de la parte del Estado, como hicieron con la de "La Razón". En primer lugar, al utilizar dinero sin intereses de todos los argentinos durante largo tiempo, 22 años, ganaron mucho. Aparte de eso, este largo período desde 1977 fue ineludiblemente útil para ellos porque, además de hacerle maniobras con los dividendos, necesitaban el escudo del Estado para seguir recibiendo beneficios, por caso energía eléctrica a 25% de su valor desde DEBA, la empresa bonaerense de energía. También lograron un decreto del gobierno militar de Jorge Videla por el cual le impusieron un arancel de 52% a los demás diarios para importar papel, con lo cual lo transformaron en "compradores cautivos" de la producción de Papel Prensa para financiarla. Además está que el desprestigio de Papel Prensa, por todo lo mencionado, es hoy enorme al extremo de ser siempre citada en discusiones con los organismos oficiales o en negocios o en discusiones con la DGI como la más espuria del país. En cuarto lugar está el riesgo, para tratar de apropiarse de la parte estatal, cediendo beneficios después de tantos años, de que alguna vez un gobierno nacional encuentre la forma de saldar tanta iniquidad del pasado contra fondos públicos desde Papel Prensa.
Por eso habría sobrevenido este nuevo pacto: apoyo preelectoral al Frepaso -inclusive en la interna contra el radicalismo en el momento de las candidaturas- a cambio del 27% accionario del Estado en Papel Prensa después de 1999. Si la Alianza igual no ganara el gobierno, en definitiva, se seguiría operando como hasta ahora con balances, precios deliberadamente bajos de papel sólo a "Clarín" y "La Nación" y lobby y presión de prensa sobre el gobierno de turno para designar representantes blandos de la parte accionaria estatal en el directorio. Mal en estos 22 años no les ha ido.
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