fuente:http://www.jornada.unam.mx/2012/04/27/mundo/028n1mun
Empresas del sector privado y público aumentan cargas de trabajo y aíslan al empleado
Nuevas formas de organización laboral elevan índice de suicidios en Francia
Françoise Escarpit
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Viernes 27 de abril de 2012, p. 28
Viernes 27 de abril de 2012, p. 28
Bordeos, 26 de abril. Parecía
día de invierno en la zona industrial de Mérignac, cerca del aeropuerto
de Burdeos. Pero, a pesar de todo, los amigos y colegas de Rémy no
dudaron en llegar. Empleados, técnicos, cuadros medios, incluso
ejecutivos, se reunieron en el estacionamiento de la agencia de
Pichey-Mérignac de la empresa France Télécom-Orange donde, hace
exactamente un año, Rémy Louvradoux, sindicalista, delegado del
personal, decidió inmolarse por fuego, a unos minutos de entrar a
trabajar.
Ese hombre de 57 años tenía más de 30 trabajando en la empresa. Había llegado del departamento de Gironde en 2000, después de que se cerró el cargo que ocupaba en Dordogne. Nunca más se le dio un puesto permanente. Tuvo que vender su casa, mudarse, aguantar un trabajo que no correspondía a sus calificaciones, y adaptarse a una violenta política de productividad. Varias veces intentó alertar a su jerarquía sobre los problemas de la empresa. Nadie lo escuchó.
En 2004, cuando se inició la restructuración vinculada a la progresiva privatización, se puso en marcha un nuevo sistema de gestión del personal. El objetivo declarado: modernizar y rentabilizar. En realidad se trataba de lograr, en tres años, la salida de la empresa de 22 mil personas (sobre todo las de más de 50 años) de los 100 mil que emplea el grupo en Francia. Gestión por el estrés, movilidad forzada, movimiento perpetuo, jubilación forzada, fueron los instrumentos de la nueva política.
La muerte de Rémy ha entreabierto la tapa de silencio sobre los suicidios en el trabajo. En su empresa, entre 2008 y 2010, por lo menos 35 trabajadores se suicidaron en su lugar de trabajo. Por mucho tiempo la dirección de France Télécom, a cargo de Didier Lombard, negó un vinculo laboral, aun cuando un empleado de Marsella había dejado un mensaje que decía: “Me suicido por mi trabajo en France Télécom... Urgencia permanente, sobrecarga de trabajo, falta de formación, desorganización total de la empresa, management por medio el terror.”
Didier Lombard terminó por renunciar. Stéphane Richard lo sustituyó. Hubo promesas, algunas mejoras pero nada estaba resuelto.
La muerte de Rémy Louvradoux fue rápidamente calificada como accidente de servicio y France Télécom reconoció su culpabilidad inexcusable. Pero la familia no quiere que se baje otra vez el telón y que regrese el silencio. Acaba de poner una queja ante la justicia en contra de la empresa por puesta en peligro de la vida y homicidio involuntario.
“Somos la parte visible del iceberg, afirmó Raphael, hijo mayor de Rémy. El silencio acecha a las víctimas. Queremos que la gente sepa que no está sola. Por eso estamos aquí.”
Según el Consejo Económico y Social en Francia ocurren por lo menos 400 suicidios al año. No sólo en France Télécom, sino también en la empresa Renault, donde se suicidaron varios trabajadores por lo mismo: presión de la jerarquía, desvalorización, hostigamiento, objetivos inalcanzables… Lo mismo en la oficina de Correos, donde se habla de 70 muertes en los últimos años, en el sector bancario (HSBC, BNP Paribas…), en el sector público y paraestatal (Electricidad, Thalés…), en empresas privadas, Sodexho, Ed, Peugeot, H&M, IBM... Suicidios también entre el personal de salud, médicos de los servicios de urgencia, el personal penitenciario, policías, maestros, campesinos… Últimamente se ha reconocido el suicidio de dos inspectores del trabajo como accidente de servicio.
Esos suicidios no son nada casual. Son producto de nuevas formas de organización que aumentan la carga de trabajo, aíslan al empleado e interfieren en su vida privada. En France Télécom ocurrió cuando se inició la etapa de la privatización. En Renault, cuando decidieron duplicar en cuatro años la rentabilidad de la empresa. En el sector público, cuando se empezaron a manejar los hospitales, las escuelas o el sector cultural como si fueran empresas.
La muerte de Rémy Louvradoux fue rápidamente calificada como accidente de servicio y France Télécom reconoció su culpabilidad inexcusable. Pero la familia no quiere que se baje otra vez el telón y que regrese el silencio. Acaba de poner una queja ante la justicia en contra de la empresa por puesta en peligro de la vida y homicidio involuntario.
“Somos la parte visible del iceberg, afirmó Raphael, hijo mayor de Rémy. El silencio acecha a las víctimas. Queremos que la gente sepa que no está sola. Por eso estamos aquí.”
Según el Consejo Económico y Social en Francia ocurren por lo menos 400 suicidios al año. No sólo en France Télécom, sino también en la empresa Renault, donde se suicidaron varios trabajadores por lo mismo: presión de la jerarquía, desvalorización, hostigamiento, objetivos inalcanzables… Lo mismo en la oficina de Correos, donde se habla de 70 muertes en los últimos años, en el sector bancario (HSBC, BNP Paribas…), en el sector público y paraestatal (Electricidad, Thalés…), en empresas privadas, Sodexho, Ed, Peugeot, H&M, IBM... Suicidios también entre el personal de salud, médicos de los servicios de urgencia, el personal penitenciario, policías, maestros, campesinos… Últimamente se ha reconocido el suicidio de dos inspectores del trabajo como accidente de servicio.
Esos suicidios no son nada casual. Son producto de nuevas formas de organización que aumentan la carga de trabajo, aíslan al empleado e interfieren en su vida privada. En France Télécom ocurrió cuando se inició la etapa de la privatización. En Renault, cuando decidieron duplicar en cuatro años la rentabilidad de la empresa. En el sector público, cuando se empezaron a manejar los hospitales, las escuelas o el sector cultural como si fueran empresas.
Rémy murió, dijo ayer Helene, por haber querido trabajar con dignidad.