jueves, septiembre 11, 2008

11s 2008

Un occidental muere en un atentado terrorista y es víctima, un palestino o un africano asesinado en un bombardeo no es igual de víctima. Quién es una victima es una cuestión política.

O es un asunto de espectaculo, un simple cuerpo sufrimiente expuesto por los medios. Un cuerpo reducido al sufrimiento como espectaculo, un cuerpo despojado de su humanidad: un cuerpo vacío de ideas.

Para los griegos un cuerpo separado de toda idea es el cuerpo de un esclavo. Cuerpos separados de toda idea. 

La exhibición de los medios de cuerpos sufrientes sin ideas, la esclavitud moderna.  Alain Badiou:

"Yo llamaré entonces justicia a toda tentativa de luchar contra la esclavitud moderna, lo que significa luchar por otra concepción del ser humano. Naturalmente esta tentativa es política, ella no es directamente filosófica, pero la filosofía va a llamar justicia a una política real que luche contra la esclavitud moderna. Esta lucha es afirmativa ya que esa política propone otra visión del hombre, propone volver a ligar el cuerpo de la humanidad al proyecto y a la idea."

Concepciones y definiciones en un 11 de setiembre.




Terrorismo




11 de setiembre


"La violencia, si tiene misiles y bombas de racimo, es extraordinariamente eficaz y puede apropiarse de países enteros; si sólo tiene pistolas, es menos eficaz, pero puede apropiarse de un barrio o de un negocio; si sólo tiene un cuchillo, es un poco menos eficaz y apenas si puede arrebatar una cartera; y si sólo tiene los puños su eficacia se reduce quizás a someter a una mujer asustada o a un niño débil. Lo mismo pasa con el lenguaje: los que a menudo lamentamos su "impotencia" para cambiar el mundo nos olvidamos de que la existencia de la televisión y de los periódicos demuestra cotidianamente todo lo contrario. La palabra, si tiene un satélite y cien canales, es extraordinariamente eficaz y puede transformar países enteros; si sólo tiene un altavoz, es menos eficaz, pero puede fundar un partido o una secta; y si sólo tiene la garganta, puede aún engañar a un turista o enamorar a una amiga. Si es más bien dudoso que "el fin justifique los medios", es en cambio incontestable, irresistible, que los medios justifican todos los fines, de manera que en cierto sentido basta la acumulación y exhibición de los medios más poderosos (de destrucción o de comunicación) como garantía de legitimidad y credibilidad. Un puñal es mucho menos legítimo que un B-52 y una verdad en voz baja es mucho menos creíble que una mentira en televisión, y esto -digamos- no por el mal uso de los medios más potentes sino por su pura potencia superior, que los hombres no pueden concebir a merced de una mezquina voluntad particular. El B-52 justifica el bombardeo de la ciudad bombardeándola, pues su necesidad moral está inscrita en el empleo de un medio tan impersonal y tan terrible; el periódico de gran tirada verifica su mentira sencillamente publicándola, pues la fuerza de su credibilidad está inscrita en la extensión misma de su publicidad. El puñal se acusa a sí mismo; el misil acusa a la víctima. La verdad privada se desmiente a sí misma; la mentira pública -y tanto más cuanto más pública sea- autentifica sus fuentes. Por eso es tan fácil usar mal los medios más grandes, no porque sean superiores, sino porque su propia grandeza les confiere legitimidad y credibilidad; no porque asusten o intimiden sino porque convencen. Y por eso su mal uso es particularmente grave, particularmente criminal, porque a fuerza de usarlos mal no sólo matamos o engañamos a millones de personas sino -mucho peor- acabamos por destruir las condiciones mismas de toda legitimidad y toda credibilidad." Santiago Alba Rico